Las dehesas extremeñas forman el hábitat más importante del cerdo ibérico, en ellas se obtiene un 60 por 100 de la producción nacional.
Se conoce como montanera tal la fase final del sistema de explotación tradicional del cerdo ibérico, utilizando el aprovechamiento natural de recursos de la dehesa, fundamentalmente de bellota.
Los animales recorren diariamente la dehesa buscando, en libertad, los más variados alimentos: bellotas, raíces, bulbos, insectos y algunas hierbas.
El cerdo ibérico es el único en su especie que tiene la singular facultad de almacenar las grasas y, lo que es más importante, de distribuirla por su organismo infiltrándola entre las fibras de sus paquetes